Tallos moteados de verdes intensos,
salpicando las praderas verdes
de paisajes salidos de un cuento,
para protagonizar el cielo nuevo de cada día,
saboreando sus suelos con sal de lluvia,
para mitigar penas que van y vienen,
y descubrir risas sobre nidos de árboles,
cubiertos de curvas de perfectos floridos,
naciendo bonanzas con rayos de sol,
en donde te sientas a mirar los cielos,
trayendo perfumes que dejas esparcidos,
alegrando las ramas que empiezan a morir,
para nacer de nuevo y cantarte en el viento,
que también te pienso, te extraño y te quiero.
Martín.
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