Soné al pensamiento que arrebataba
las palabras que mi mente escribía
lo vi marcharse hacia el oz
en donde los sueños siempre renacían
regados con lluvias de hojas
escritas con poemas que nunca morían
siempre vivían con el latir de las letras
que siempre ahí se leían
relámpagos con voces
que inundaban los rincones que ahí se escondían
los tomaba con las manos de mi pensamiento
y en mis hojas se esparcían
y así pensando de nuevo dormía
y al despertar las palabras
decían que todo lo escrito aun cuando se borrasen
en la eternidad vivirían...
Martín.