La lluvia limpiará la ciudad, limpiará también las penas que arreboladas se van en lo ríos de charcos escapándose hacía los umbrales del olvido para no volver jamas, intentaré soltar un barco de papel y en sus dobleces irán unidos los tragos amargos que se vivieron antes de que la estación de verano se presentara, echaré sobre el barco todo lo que debí soltar ya hace tiempo, y si alcanzara a quedar un campo libre, pondré también bendiciones para el que las encuentre, sobre las lineas de la hoja del cuaderno del barco de papel que ya está listo, dibujaré un sol con montañas y que eternamente ahí permanezca, dibujaré una luna para que su nácar plateado lo guíe en su travesía cuando lo sorprenda el abismo de la oscuridad, en el sonido del canto de los grillos esconderé mi cara y la noche sorprenderá mis sueños,soñare que pondré algunas frutas que recogí del patio, guayabas amarillas que le perfumen el camino, dátiles dulces enmielando sus bordes, y las nubes se engolosinen adheriéndose en sus paredes para que lo eleven hacía el cielo, haciendo escalas en las estrellas una nueva constelación se dibujará en el firmamento, la osa mayor lo empujará un poco para dejar caer unas pocas de frutas, la andromeda lo tomará en sus manos moviéndolo en el cosmos, los zodiacos intentarán guiarlo para ponerlo en el lugar exacto, mi barco que naufraga y hunde sus huesos para siempre en el universo del firmamento, un barco entre olas de estrellas esperando la marea y las voces huérfanas y lejanas que recuerdan que el espacio del cosmos siempre será distancia infinita, en ese barco que anhelará siempre sus recintos y de un navegante que lo formó con sus manos para permanecer junto con el, inmortalizados entre aerolitos y nebulosas...
Martín...
