Quise encontrarte en la vida
y te encontré extraviada en mis sueños,
sabia quien eras y de donde venias,
también sabría que serian horas tardías,
de un ángel que pintaba un corazón
mientras sus deseos enmudecían,
porque dentro de ese corazón
una historia de amor se escribía y se deshacía,
palabras que decían,
nada habrá en el mundo que me hará olvidarte,
espejos que se quiebran, y se juntan,
tampoco nada los hará separarse,
alas que marchan hasta el infinito,
de almas que juraron siempre amarse,
espacios de mis sueños quedarán para siempre,
sin importar los tiempos,
y las horas aunque avanzen,
nada de lo que se me dió podrán llevarse,
amor perfecto que nadie puede arrancarme,
sera siempre ese amor selecto,
que inundó con destellos de luz
todos los caminos que veía inciertos,
pastos de miel que seguirán creciendo
en aquella luna de las rosas,
que endulzaron mis horas y que crecen
hacía los cielos,
pétalos que se convierten en alas,
para volar en los sueños,
que se quedaron debiendo,
surcando el aire jubilosos,
como cometas fugaces presurosos.
Martín.