Verdaderos tesoros que ahí permanecen, rodeados de versos, de muchas palabras cual joyas que resplandecen, tomando de ellas lo que nos corresponde, en acontecimientos pasados o presentes, nos llevaremos lo que mencionamos, de ayeres que ya pasaron y de aquí en adelante los presentes para ser recordados...

sábado, 2 de marzo de 2013

Aquél hombre...


Veía aquél hombre desde la ventana de su patio, el bosque crecido con hojas secas  sobre los suelos helados de aquella mañana que aprisionaba tambien entre sus garras, los deseos inmensos de secarse para siempre como aquéllas hojas que algun dia colorearon tambien el entorno a la vida, arrancándose para terminar desfallecidas con lugúbres sonidos al ser arrastradas por el viento, sentencias de aquél hombre para seguír viviendo con pensamientos de demencia para desear mejor estar muriendo, extrañezas de vientos de tempestad apareciendo de la nada, arráncando ramas de árboles, agitando los troncos, provocando sonidos que se escondían presurosos en el asombro de áquel hombre que se sintió de pronto acompañado por alguien que no veía, pero vivía en carne propia el sentimiento de intuír quien acunaba sus pensamientos para quitárselos y desmoronarlos para siempre, tempestades que al llegar se marchan asi como llegaron, al ver aparecer una blanca paloma de la paz, anunciándole a aquél hombre, que por más duras que sean sus sentencias mas livianas serán sus cargas, dos miradas se cruzaron, la de aquél hombre y de aquella paloma que se presentó desbaratando los fuertes vientos sin nubes en el cielo, la tranquilidad hizo descanzo en áquel patio, la paloma alzó el vuelo y áquel hombre pensó, "Por más fuertes que seán los vientos, Dios está conmigo"

                                                                            Martín.
Aquél hombre, soy yo...

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