Encontré un día gris escondiéndose en las nubes
para poco a poco ir muriendo en la oscura noche,
filtrándose en las almas y dejando coloreado en el eco del espacio,
que no hay días grises porque el color se lo he dado yo,
entonces tome los colores de un caballito de mar,
pinte de azul esos días que deje de verte,
de amarillo los días que desperté y no sabía si pensabas en mi,
de rojo los besos que me has debido dar y no encontraba,
de blanco intenso la alegría de saber de ti,
que si un día me fui no era para hacerte sufrir,
era para que fueras feliz y poco a poco me pudieras olvidar.
Martín.
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