Verdaderos tesoros que ahí permanecen, rodeados de versos, de muchas palabras cual joyas que resplandecen, tomando de ellas lo que nos corresponde, en acontecimientos pasados o presentes, nos llevaremos lo que mencionamos, de ayeres que ya pasaron y de aquí en adelante los presentes para ser recordados...

jueves, 30 de junio de 2016

De rayos y truenos.


Existió un hombre que salía a la lluvia en una noche de tormenta, dejando caer las lagrimas sobre su piel y sobre los cabellos de aquellas gotas azul oscuro y fugases que el cielo desfogaba en cada sacudida de un rayo, su sombra retrataba los charcos de agua, dejándose ver las circunferencias en las gotas que caían alborozadas sobre ellos, haciendo compañía también al oscuro firmamento y soltando las angustias en cada relámpago, mientras la humedad triste y callada se sentaba sobre los árboles, quedándose dormida acompañada de los gnomos escondidos debajo de los troncos con cortezas quebradas a punto de caer y que rodeaban a aquel patio iluminado por los rayos y truenos, después de la tormenta aquel hombre ve hundirse poco a poco el agua amontonada, enterrándose en la tierra y ver cumplido un ciclo que empieza y termina y volverá a empezar otra vez, poco a poco las estrellas vuelven a aparecer pareciendo que han disfrutado también ese chapuzón nocturno, la tempestad se ha ido, volverá a esperar aquel hombre de nuevo una tormenta para vagar por el patio, locuras nocturnas de un hombre loco, ese hombre soy yo.

Martín.





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