Verdaderos tesoros que ahí permanecen, rodeados de versos, de muchas palabras cual joyas que resplandecen, tomando de ellas lo que nos corresponde, en acontecimientos pasados o presentes, nos llevaremos lo que mencionamos, de ayeres que ya pasaron y de aquí en adelante los presentes para ser recordados...

martes, 20 de octubre de 2009


Era una hada y un unicornio, que cierto día en el lago se conocieron,
cuando al mirarse a los ojos un amor profundo y mágico sintieron,
mágicos momentos compartieron, y al gran mago del lago agradecieron,
del amor que se tenían, el mago y los seres del bosque su amor consintieron.
Sucedió que un día, el unicornio hacía otro lugar del bosque escaparía,
ahí no era su vida, aunque a la hada quería, sabía que amarla no podría,
el mago del lago al hada del bosque para que no sufriera mas, la encantaría,
la convertiría, en destello de luz que de la misma luna al mundo brillaría.
Una noche el unicornio el lago visitaría, el mago le dijo no la encontraría,
la mirada del unicornio, en el cosmos se perdía, una lágrima se desprendía,
hallarla no podía, fue con el mago y le dijo porque su hada no aparecía,
ven le dijo el mago, mira la luna, ella dijo que con su luz siempre te cubriría.
El unicornio le dijo al mago, que ese destello de luna en su corazón llevaría,
porque en aquel lago también para siempre su corazón se quedaría,
ocurrió un prodígio, algo tomó al unicornio, una fuerza que el sí entendía,
era una fuerza que solo al hada le conocía, fuerza de amor que de la luna
se desprendía.

Martín.














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