No son muchos...

No son muchos pero Dios los puso ahí,
un poquito mas cercanos, me los regalo a mí,
para hacerme comprender un poco más,
el calibre del amor
de mi padre celestial,
no son muchos, pero no los hay mejores
en la tierra, sin temor a los leones en la arena,
solo pendientes de que alguien me proteja
aunque el precio sea mayor, son amigos
y no tengo que dar nombres o apellidos,
porque ellos mismos ya se saben aludidos,
no son muchos pero Dios los puso ahí
extranjeros de otra talla tan insólitos aquí(Costa Rica 1, Argentina 2, Colombia1,España 2,Chile 1, Venezuela 1)
me respetan y regañan a la vez,
y me quieren como soy,
aunque me conocen bien,
están cerca no me es fácil engañarles
porque llevan, mis heridas y miserias en su pecho,
aunque jamas me echan en cara lo que han hecho,
aun teniendo una razón,
son amigos, no hace falta dar sus nombres o apellidos,
porque de sobra ellos se saben aludidos,
no son muchos pero Dios los puso ahí,
peregrinos incanzables, luchadores de marfil,
forasteros con nostalgia de lugar,
en sus frentes brilla el sol,
en sus manos siempre hay paz,
y en sus labios no hay engaño ni hay traición,
porque son sellos y jamas he visto sanganos mas bellos,
ni me he reído tanto como junto a ellos,
aun en medio del dolor,
son amigos y no quiero dar sus nombres y apellidos,
ellos lo saben y se dan por aludidos....

En mi árbol de la amistad tengo amigos cercanos al tronco, esos que comparten las vivencias y la consejería recíproca que nos mantiene unidos, unidos en el dolor, en las alegrías y tristezas, unidos en oración en linea directa hacía Dios, las ramas siguen creciendo y las hojas también, nacen nuevas hojas y algunas se desprenden, algunas se van al caerse del tronco, y al caer cerca de el, siguen revitalizándolo con su abono, dejando lo mas importante mientras estuvieron en contacto, se han ido pero algo se llevaron y algo dejaron que vivifica no solo a mi persona sino también a mi espíritu, las hojas que no cayeron y se fueron a la punta del árbol, se hicieron distantes, pero cuando el viento soplaba y sus hojas se mecían, dejaban su mensaje, no me olvidaron, las estaciones las alejaron, pero la raíz aún nos sigue alimentando de aquellos tiempos de la buena paz y alegrías, y aunque algunas distantes, siguen estando ahí, te deseo hoja de mi árbol, Paz, Amor, Salud, Suerte y Buenas Cosechas, simplemente porque cada persona que pasa en nuestras vidas es única, deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

Martín.