Agua de lluvia que al caer, se empapan bendiciones que el cielo me viene a traer,
ríos de agua, que edifican la fe que desde lo mas profundo me hace creer,
que mis tiempos son también flexibles, y que crea que todo sera por un momento,
que no existen veredictos que al pronunciarlos se claven en el pensamiento.

Realidades que como la semilla sembrada se fecunda, y de pronto la luz inunda,
mis caminos que en mi debilidad parecían inciertos, como corazones muertos
que debo dignificar esas pequeñas cosas que la vida me entregue en mi caminar,
porque como el tallo van creciendo, y de pronto como un capullo pueda cortar.

No sera destino de hombres enturbiar las pupilas de las charcas en sombras,
que mejor se debe mirar en las frescas mañanas, el roció entre luz y campanas,
el corazón palpitante se alegra mas, rebozando salud y alegría y así no se daña,
encerrando como verdadero tesoro aquella oración que esta pidiendo un alma.

Agua sigue, sigue cayendo, sigue mojando todo aquello que se esta muriendo,
que me hacia daño, y que no me permitía que en mi vida siguiera creciendo,
que estoy naciendo, que estoy viviendo, que los milagros están resplandeciendo,
y en el basto cielo, escondida en las nubes, la faz de Dios se esta apareciendo.

Agua sigue, sigue cayendo, sigue mojando todo aquello que se esta muriendo...

Y en el basto cielo, escondida en las nubes, la faz de Dios se esta apareciendo...


Martín.