Verdaderos tesoros que ahí permanecen, rodeados de versos, de muchas palabras cual joyas que resplandecen, tomando de ellas lo que nos corresponde, en acontecimientos pasados o presentes, nos llevaremos lo que mencionamos, de ayeres que ya pasaron y de aquí en adelante los presentes para ser recordados...

jueves, 8 de abril de 2010


Alineación al centro
Algunas veces, suelo tirarme en la silla que da al ventanal, y puedo encontrar ahí, a innumerables amigos que esperan un saludo, de repente encuentro a algunos, que tenía algún tiempo que había dejado de ver, un hola, el saludo tradicional, encierra vehementemente como si fuera el saludo de mano, a algunos les he perdido la pista, no se que harán, pero estoy seguro que de alguna forma algo se llevaron de mi y también yo de ellos , a veces aquel consejo que llego en la hora y el momento preciso, quizás no me salvaron la vida, pero si me quitaron aquel peso de encima, gracias a las palabras de ese amigo, que con la ayuda de un teclado, plasmaron palabras que recibí con agrado, y dieron palmadas a mi espalda, trayendo calma y confort de aquellos días opacos que deseaba pasaran rápidamente para esperar el siguiente. y con tanta palabrería, veo desfilar las estaciones frente al ventanal, en los días de verano, la lluvia se desploma sobre el cristal, dejando caer gotas cristalinas que se resbalan, uniéndose entre sí, y terminar al final de la ventana como un río que se va sobre la banqueta, y sucede la dualidad de que a veces mientras afuera hay tormenta, sobre el teclado y la vista fija sobre el monitor, también llueve.
Cuando llega el invierno, el frió impide a veces escribir con calma, también a veces, sobre el monitor se encuentran palabras frías como el hielo, que desee no leer, pero que fueron escritas y nadie puede dar marcha atrás de esas palabras que hubiera deseado, como por arte de magia no haberlas leído, el tiempo también borra las palabras.
En el otoño, las hojas pasan como películas sobre el cristal, son hojas secas, como aquellas palabras que de un brilloso color, ahora cuando las recuerdo, las encuentro tan secas, pero con el pensamiento las cambio y las planto en la luz que se cuela por la ventana, para regarlas con trozos de palabras que escribo y que al deletrearlas se lee, a q u í n o p a s a n a d a.
En la primavera nace el verdor, ahora el árbol que veo a través de la ventana, glorioso y orgulloso extiende sus brazos anidando a las aves que se posan sobre el, y entonces encuentro que sobre un teclado y un monitor, nacen nuevos amores que permanecen, o algunas veces amores que se fueron, pero dejaron huellas que muchas veces el tiempo no logra borrar.
A los amigos que alguna vez llegaron a mi vida, y que dejaron mi amistad, porque creyeron que era lo mejor, a esos, en donde quiera que permanezcan, siempre de alguna manera los recordaré, y aquí en este ventanal en donde escribo, y la noche ya cubre de oscuridad el vitral, me levanto y me llevo, un vaso con un poco de coca cola, y la tasa vacía de un café que saboree horas antes. Mañana de nuevo vendré a este ventanal, para darte a , algo de mí, tal vez te conozca, te tenga en mis contactos o tal vez no sepa quien eres, pero de una cosa estoy seguro, algo te llevaras de mí, y yo también algo me llevaré de ti, la magia existe, esta ahí, tu luz cae sobre mi teclado y sin quererlo te puedo sentír.




Martín.









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