Se asomó la luna dejando ver con su luz y sobre la superficie de un río, las últimas letras que se escribieron para hundirse para siempre en el fondo, y separarse extraviándose la identidad de las palabras que significaron mucho, quise juntarlas para unirlas y no perderlas, pero se escaparon de mis manos, quise desesperadamente atraparlas para que no se las llevara la corriente del río de la vida y inútilmente mis intentos fueron fallidos, caerían en la cascada de los anhelos perdidos en donde se romperían entre las rocas para no volver mas a mi vida, fueron los sueños que se proyectaban en mi mente y queriendo verlos realizados quise poseerlos pero ya no era el tiempo porque ya no pertenecían en mi presente, aspiré hondamente los aires purificadores de los paisajes del reyno del silencio y de la paz, caminé por sus aguas y sentí la presencia revitalizadora de un Dios supremo que lo había formado, supliqué para escaparme en esas aguas y ya no ser yo, sino ser parte de un yo existente y luego nada, las aguas seguirán circulando, hasta perderse en el cosmos marino, llegarán otras que suplan a las que colorearon al paisaje, mientras los últimos pensamientos harán su eco silencioso en el universo.
Martín.
Martín.
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