Caía la tarde enjaulada en la lluvia
que caprichosa la abrazaba
la nostalgia besaba a las ventanas
como si de repente lloraran
con incontables lágrimas que airosas
por los vidrios resbalaban
mientras tanto los relámpagos
asustaban a las aves en sus nidos
resguardadas en los robles de mi calle
y en la palma de mi dátil
el chasquido de mis pasos
los torrentes de agua levantaban
solamente caminaba sin rumbo fijo
quería llegar hasta donde la lluvia terminara
y volver de nuevo a abrazar la vida
que siempre me esperaba
la lluvia terminará pero volverá de nuevo
a mojar los recuerdos que en ella llegará...
Martín...
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