Me voy de donde vine, me llevo lo mejor de tus vivencias y las mías, nadie nos la quita, somos dueños de la suerte de habernos tenido, tréboles de besos arrancados de tu boca para llevármelos conmigo, y si acaso con una lagrima me recuerdas, lo mismo estaré haciendo contigo, océanos separados pero no así las almas que un día se amaron, sin reclamos y sin nada que manche aquel amor que los dos nos juramos, de verdades sin esconder y de mentiras que nunca existieron y nada mancharon, te digo hasta siempre y en la lejanía me vuelvo un punto y luego nada.
Martìn
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