Así como miedos y con rostros desnudos, en esas bocas provistas de cielos y palabras, con la luz en los brazos y con sombras mojándose en los vacíos, de corazones adoloridos y de espinas clavadas en los costados, quitándolos con sus besos para mitigar dolores, y no queden cicatrices enmarcadas en ausencias repentinas, separados por los miedos y angustias del pensamiento y los recuerdos que los unen, inmóviles suspendidos en el aire, porque es el amor que se desprende y dejan que en la cruz graben sus días, entre el cielo y la tierra se quedan sus tiempos detenidos, para reencontrarse y para siempre permanecer unidos...
Martín.
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