Son los seres que me envolvieron en un circulo perfecto haciendo de lo cruel lo mas justo, que avivaba el fuego de la unión contagiado del cariño de aquellas manos maternales que se quedaron extraviadas en mi tiempo, volviendo a recuperarlas para sentir su abrazo cálido para después escaparse en este tiempo que ya no es suyo, recordando su sublime obra de proteger y cuidar los golpes contra las paredes de la casa y de la vida misma, tal vez si vuelvo a aquella casa podré ver a mi padre leyendo el periódico o aquellos libros que lo hicieron grande, ahorrando en cada palabra el gran saber de su espíritu y haciéndolo conocedor de magníficos temas, así fue él, un gran guerrero trayendo en su escudo ríos de responsabilidad , creciendo a su lado espigas de trigo para recogerlas y traerlas a casa, también la llave de su puerta en el cielo se posó en sus manos, y que decir de mis hermanos que poco a poco iban dejando la casa, llevándose con ellos esa nostálgica partida que me haría perderlos de vista, dejando esparcidas risas y travesuras que de vez en cuando atrapaba para seguir recordándolos, iban en busca de formar su nueva família, llevándose con ellos los mejores de los legados de los consejos encendidos como el sol de la casa que dejaban, por ser el más de menor edad, el ciclo me marcó y debí quedarme todavía , la casa más vacía al lado de mis padres lograba a veces atenuar la algarabía pero sus silencios acrecentaban las reuniones vividas, el tiempo llevando sus pasos volteó el reloj de arena que lo marcaba, la familia quedó ahí imborrable en mi memoria, las reuniones en las cenas, los brindis, abrazos y las voces que para siempre me dieron un adiós podré olvidar situaciones vivídas pero jamas dejar en el olvido el verdadero tesoro de aquella familia, mi familia inmortalizada en mi tiempo.
Martín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario