Que no te asombre si al mirar una puesta de sol,
o mirar el cielo o cualquier cosa, de pronto digo tu nombre,
que no te asombre si en una noche de octubre y de luna llena,
o al imaginar tu mirada serena de pronto digo tu nombre,
y en cada estrella que cuento o al escuchar susurrar al viento,
de pronto digo tu nombre,
y si eso te parece poco te digo que no te asombre,
que la gente me llame loco, porque solo pienso en tu nombre.
Martín.
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