Poseía la lluvia en sus manos para humedecer
los prados verdes de su entorno,
los prados verdes de su entorno,
era de mágica esencia y eteriedad nacida
venida de la inmensidad del cosmos,
venida de la inmensidad del cosmos,
desplegaba sus alas de estrellas para esconderme en ella
y extasiarme en sus besos,
y extasiarme en sus besos,
y cuando se marchaba me quedaba en la orilla
del estanque de ensueño y esperar su retorno,
del estanque de ensueño y esperar su retorno,
el tiempo paso sin clemencia
y jamas volví a encontrame con sus mágicos ojos,
y jamas volví a encontrame con sus mágicos ojos,
quedándome con el perfume de lirios
que emanaban de su piel al poderla besar,
que emanaban de su piel al poderla besar,
el cuento de un hada que marco mi vida
porque a las hadas se les puede tocar,
porque a las hadas se les puede tocar,
al mundo del oz se marcho para siempre
y al irse supo que la ame de verdad...
y al irse supo que la ame de verdad...
Martín.
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